Fuegos

El fuego es otro de esos elementos naturales que resultan tan atractivos a mis ojos de pintor. Por su voluptuosidad, su intensidad, su fluidez de formas y sus cambios continuos. Y también por su efecto destructivo, purificador, trágico y temible, fundacional en nuestra Historia y fundamental en nuestra vida. Nuestras sociedades han girado desde sus principios alrededor del fuego que nos calienta, nos protege, nos alimenta y nos fascina. Su conquista y su dominio marcaron un antes y un después en nuestras posibilidades de supervivencia, y nos sigue siendo imprescindible para desarrollar nuestras formas de vida actualmente. Pero también es un monstruo, una pesadilla, uno de los dioses de la destrucción.

Unos óleos sobre tabla de pequeño formato, pintados como entrenamiento e introducción a mayores tamaños y complejidades, planeadas para más adelante.

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